FECHA DEL CONGRESO | 16 Y 17 DE OCTUBRE
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Rumbo al Congreso Internacional de Psicología: la orientación vocacional es mucho más que “elegir bien”
Prof. Mariel Santos - Facultad de Psicología (UNT).

En el mundo contemporáneo se espera que las elecciones sean eficientes, inmediatas y maximizadoras de beneficios. Los discursos hegemónicos del capitalismo tardío ubican la elección sólo a nivel de un acto racional, libre de contradicciones y sufrimientos, restringiéndola a un cálculo de lógica y estrategia. El sujeto contemporáneo es sofocado por cierto imperativo que lo interpela a elegir sin dudar, sin angustias y con certeza.

La filósofa Renata Salecl señala: “la ideología de la elección puede resultar engañosa cuando carga al individuo con la idea de ser el amo total de su bienestar y la dirección de su vida, resultando la vida una obra de arte configurada sólo por la voluntad”. Para tal concepción, las personas siempre piensan antes de actuar, saben lo que quieren, son transparentes a sí mismas, pueden “elegir todo y siempre”.

Sin lugar a dudas, esta perspectiva elude la complejidad afectiva, simbólica y social que toma lugar en todo proceso decisional, y rechaza la existencia del inconsciente, pese a tener, cada día, los mil y un indicios de su existencia, y de cómo nos atraviesa. Se verifica una ampliación del discurso económico a sectores de la vida no financieros, y por lo tanto, producción económica y producción subjetiva responden a un mismo proceso, resultando el neoliberalismo, además de una organización económica y social, una gran fábrica de subjetividad.

Un desafío

Este clima de época interpela a la orientación vocacional en su estatuto de disciplina psicológica, con más de 100 años de existencia, y demanda a los psicólogos redefinir los fundamentos de un posicionamiento crítico.

El campo de las elecciones vocacionales-ocupacionales es complejo, supone diferentes momentos de gestación y conlleva un carácter conflictivo, pero no por eso patológico. Elegir es una situación subjetiva configurada de maneras muy diferentes, pero siempre remite a lidiar con la “falta constitutiva”, con el “no todo”, con “la castración”.

Por lo tanto, las maneras de vivir los procesos de elección están relacionados con las variadas configuraciones subjetivas y sus modos de tratamiento de “la falta”.

A su vez, los objetos en los que recaen las elecciones se mueven, mutan, resultan huidizos, no hay un objeto que satisfaga al sujeto de manera completa y absoluta.

Encaminarnos a introducir el reverso que el discurso imperante define, señala una dirección en la orientación vocacional, lo cual plantea ubicarnos en el lugar apropiado. No se trata de consolidar una oposición, tampoco es pelear frente las irrupciones del malestar actual, menos aún la sumisión o el formar parte de aquello que lo pulsa.

Nos convoca la idea de situarnos como des-orientadores, maniobra prudente e indispensable, si intentamos ubicar a quien busca elegir y construir un proyecto de vida, en el lugar de sujeto partícipe de una experiencia y no objeto de una intervención.

El objetivo

Esta orientación apunta a revalorizar la subjetividad entramada en las condiciones sociohistóricas de época, procurando desmontar la ilusión de autonomía absoluta, al tiempo de revisar las significaciones imaginarias instituidas en la sociedad; una orientación vocacional que contribuya a la construcción de proyectos de vida, no sólo dóciles a las exigencias del mercado, sino que sean motores de cambio social e incluyan al otro desde un lugar humanizante.

Más que enseñar a “elegir bien”, se trata de contribuir a la construcción de trayectorias, a elaborar las angustias que conlleva elegir, a reconocer que las decisiones vocacionales pueden no ser definitivas, y si el cambiar de dirección en el estudio de una carrera acontece, allí toma lugar un desvío y no siempre un fracaso.

En ocasión del IX Congreso Internacional de Psicología aspiramos a concretar un encuentro con colegas y estudiantes, a fin de analizar si los psicólogos, también inmersos en este tiempo social, estamos a la altura, en nuestra posición y en el ejercicio de la función en nuestras prácticas clínicas, del planteo que condensa la encrucijada vocacional hoy.